Una vocación
grabada a fuego...
Lo femenino, afuera.
Bomberos no es un término usado como ese plural
masculino omnicomprensivo, acá en Moreno no
hay mujeres integrando el Cuerpo Activo: “cuando
vemos una mujer en el cuartel no es habitual porque
sólo las vemos en las fiestas”. No hay
mujeres y tampoco hay, dentro de la cosmización,
simbologías que remitan a algún sentido
vinculado a lo femenino.
Aquí hay una perspectiva de género entendida
como una construcción cultural, un modo de
crear una realidad y un modo de percibir el mundo.
En este caso la concepción de la figura de
la mujer bombera es también insertado en esa
perspectiva de género: “las mujeres que
son bomberos terminan teniendo gestos más masculinos
que nosotros mismos”. Hay una asimilación
del género a la actividad.
En esa masculinización del mundo de bomberos,
la mujer está repitiendo una subordinación
ancestral que termina legitimando ese lugar subalterno
que nos ha sido asignado.
Hemos analizado que la valentía acciona como
repetición de ese estado de furia sagrado del
momento primordial, pero no únicamente es asumida
así por los B.V.M. Sin pronunciarlo la asociación
del término valentía los singulariza
en tanto varones que asumen roles riesgosos en intención
de preservación y esto recrea el imaginario
de masculinidad. Valentía, arrojo, héroe
son ideas históricamente asociadas al género
capaz de sostener las hostilidades, de hacer la guerra.
La gestualidad de lo masculino está o aparece
a la mirada observante, exacerbada. La representación
de la virilidad se muestra en cada movimiento o actitud.
Pero esa masculinidad percibible, construida desde
la no existencia de mujeres dentro del cuartel genera
por otra parte pautas vinculares también diferenciadas.
La mujer es vista de esta manera en planos muy diferentes
y siempre vinculados al mundo exterior no a la representación
interna de su cosmos.
Con motivo de una de esas fiestas donde se “ve
a las mujeres” y “se comparte con la familia”,
en algunas palabras que el Jefe del Cuerpo pronunció
se resumía uno de esos planos. El se refirió
orgullosamente a “las madres que parieron bomberos”,
en ese acto mágico que asocia el origen de
la vida con el origen de la vocación, la mujer
quedaba consagrada en esa heroicidad por el hecho
de una maternidad singular.
El otro plano que se hace visible es el que asocia
a la mujer como compañera de la vida externa:
novias, esposas, pero también hermanas son
tratadas con una particular atención. En uno
de esos eventos socializantes y, ante la salida del
grupo de la guardia a una intervención, rápidamente
se hizo mención a “las caras de las madres,
señoras, novias...” con una intención
tranquilizadora: “los muchachos están
preparados, capacitados para esto, saben lo que hacen
todo va a salir bien”.
Todos los familiares de bomberos saben eso, pero en
esa enfatización no sólo se estaba protegiendo
la angustia de esas mujeres relacionadas con ellos,
sino que se estaba reafirmando casi como un mantra
la seguridad y la convicción de cada uno de
los que salían a esa intervención y
de los que se quedaban.
Hasta ahora en un plano tenemos a las madres de bomberos,
en otro a la mujer compañera, en un tercer
plano la mujer aparece vinculada con lo pulsional.
Desde la observación puede inferirse que esta
fuerza de la virilidad, este refuerzo de la gestualidad
masculina, originada en la confianza social que esa
imagen del héroe genera en el imaginario; está
posicionando sexualmente a la mujer: objeto así
de miradas, frases, abordajes facilitados , hasta
legitimados, por el hecho de ser bomberos.
¿Cuál es la fantasía femenina
que opera en ese imaginario?. No es objeto de este
trabajo un abordaje que se relaciones con las exploraciones
de perfil o incumbencia de la psicología, pero
desde la antropología no se puede negar alguna
interpretación cultural que establece que esas
fantasías pueden ser asimilados a roles del
varón como abastecedor, garante de la subsistencia
y, por lo tanto, portador de protección y seguridad,
roles estos que se establecieron en una diferenciación
sexual primitiva.
De este atisbo de respuesta puede ser sospechado ese
plano de mujer-objeto que cierra esa categorización
de lo femenino y la instala por afuera de SU mundo
de bomberos dentro del cuartel y lo sostiene fuera
de él.
Una acción asociada al genero, una “heroicidad”
que genera prestigio, un prestigio que crea un principio
de autoridad y que se traduce en un vínculo
reforzado. Madres, compañeras... mujeres se
transforman en el ámbito de reposo del guerrero.